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Una ensalada tibia, nutritiva y colorida, con calabaza asada, quinoa, espinaca fresca, frijoles negros y un toque crocante de semillas de calabaza.
Precalienta el horno a 200 °C (390 °F). Coloca los cubos de calabaza en una bandeja con un chorrito de aceite, sal y pimienta. Hornea durante 20–25 minutos, hasta que estén dorados y tiernos.
Mientras tanto, cocina la quinoa (si aún no la tienes lista) siguiendo las instrucciones del paquete. Déjala enfriar un poco.
En una sartén sin aceite, tuesta las semillas de calabaza durante 2–3 minutos hasta que empiecen a crujir. Resérvalas.
En un bowl grande, mezcla la quinoa, los frijoles, la calabaza asada y la espinaca. Agrega el comino, el jugo de limón, el aceite de oliva, sal y pimienta.
Revuelve todo suavemente hasta que los sabores se integren. Al final, espolvorea las semillas de calabaza por encima.